martes, 3 de julio de 2012

El mito de las almas gemelas.

- Yo creo que soy inmortal.

-¿Por qué?.

- Está claro. ¿Tú crees que los ángeles pueden morir?

- No.

- ¿Y los demonios?

- Tampoco.

- Pues por eso yo no puedo morir.

- Pero tú no eres un ángel ni un demonio...

- Tal vez, pero vivo a veces en el infierno, a veces en el cielo; y a veces, como ahora, me quedo en medio.

-¿Entonces ahora eres mortal?

- No lo sé. Supongo  que sí.

- Es curioso que seas más vulnerable ahora que en el infierno.

- Aquello no es tan malo como lo pintan. A mí me gusta más que esto. Este sitio da miedo.

- Pues despierta.

- ¿Puedo?.

- Claro. Aunque debes saber que probablemente jamás vuelvas aquí. Pero nos veremos. Cuando el infierno te queme, cuando tu mayor desgracia sea la bendición de la inmortalidad, cuando desesperes y quieras rendirte, apareceré yo. En el último segundo. Y te pondré a salvo, te abrazaré y cuidaré de ti. Sólo que estaré diferente.

-¿Y cómo voy a reconocerte?

- Supongo que iré en chanclas.

-¿Quién eres?

- Hace tiempo todas las almas, las esencias estaban emparejadas de dos en dos. Al separarse para la encarnación, el destino de esas dos partes es reencontrarse. Algunos lo llaman amor, tú llámalo o llámame como quieras.


Y despertó.

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