martes, 16 de julio de 2013

¿Y luego qué?

Si la realidad política y social ya era insostenible en cuanto a número de desahucios, los recortes y privatizaciones en sanidad y educación, el continuo aumento del desempleo, la prioridad de la deuda "pública" (contraída, ya sabemos todos, por entidades privadas) sobre todo lo anterior, es decir, el rescate de los bancos en lugar del rescate a las personas, las recientes publicaciones de las cuentas del PP, los SMS entre Rajoy y Bárcenas etc presagian la caída de este gobierno.

Estamos de acuerdo en que no podemos seguir siendo gobernados por un partido corrupto, que ha actuado y actúa como mafia, que miente no sólo en su programa electoral sino en cada declaración que hace, que compara los movimientos sociales con terrorismo cuando es la mayor institución terrorista que existe en este país. Queremos que se vayan. Entonces, ¿qué hacemos? ¿elecciones anticipadas?

Vamos a pararnos a pensar. No se trata de un problema de un partido podrido, ni de que el bipartidismo fuera vendido e impuesto en su momento como modelo único (modelo que, todo sea dicho, consiste en cambiar de nombre y color cada 4-8 años, no cambiando nada en realidad) el problema es un sistema podrido.

¿Y el resto de partidos que existen? Dado el actual sistema, no existe garantía alguna de que cualquier partido sea mejor ni distinto de que lo que ya conocemos. No se trata en delegar en un nuevo nombre y color. No se trata de cambiar de políticos, se trata de cambiar la manera de hacer política. Toda institución que posea la capacidad de tomar decisiones que afectan a la vida de todos los españoles está sujeta a la posibilidad de corromperse y dejar a un lado las consecuencias de tales decisiones sobre la vida de las personas en beneficio propio (o en beneficio de quien ofrezca más dinero) si las personas no tenemos un control sobre las instituciones.

Es necesaria la posibilidad de participación activa. Es necesaria la posibilidad de derrocar a quien forme parte del gobierno si no está gobernando bien. ¿Por qué esa impunidad? Cualquiera de nosotros somos despedidos si no somos buenos profesionales, más aún deberían ser despedidos aquellos cargos públicos que fracasen como profesionales en su ámbito.

Una ciudadanía despierta y activa es la única posibilidad de no volver a caer en esto, de evitar que en un momento de crisis como el que venimos viviendo, si se produjera un vacío de poder, este fuese ocupado por un nuevo demagogo de turno que asegure que todo va a ir bien, que lo dejemos en sus manos.

Ya basta de que otros piensen, decidan y actúen por mí. Ya es hora de la democracia desde abajo.


sábado, 13 de julio de 2013

Mis cicatrices.

 Yo nací con un hemangioma cavernoso hereditario. Venía a ser una mancha rosa de nacimiento, que luego se fue haciendo un bulto que decidieron quitarme por lo que pudiera pasar.

El caso es que yo estaba tan acostumbrada a tener el bulto rosa (tenía hasta nombre, Pepito) como estoy ahora a verme la cicatriz, que viene a medir unos 8-10 cm.

Pero hoy, no sé por qué, he reparado en ella. En que nací con esa zona marcada y aunque ahora no sea la misma marca, la voy a tener hasta que me muera. Antes era algo que podía hacerme daño. Ahora es algo curado. ¿Moraleja? Aunque cures un daño, queda marca. Para siempre. Y no es sólo una cuestión de aspecto. Mi piel no es igual al tacto.

Pues por dentro pasa lo mismo. Por dentro estoy hecha prácticamente de cicatrices. Quiero decir que aunque son cosas que ya están cosidas, han dejado un tacto extraño. Y algunas se abren. Y otras se han hecho tan fuertes.

Cuando alguien me ve sin ropa por primera vez y llega a la cicatriz, ahí me empiezo a sentir desnuda. Soy muy sensible con ella y salvo que sea con mucha, mucha delicadeza y muy despacio, prefiero que nadie toque, acaricie ni bese.

¿Y por dentro? Lo mismo. Sólo que ahí no hay ropa que quitar, hay muros que romper. Y desnudarme por dentro siempre me ha dado miedo y vergüenza a partes iguales. Y salvo que sea con mucha, mucha delicadeza y muy despacio, prefiero que nadie toque, acaricie ni bese.

lunes, 1 de julio de 2013

Desde las entrañas.

Ya que últimamente he intentado mucho ordenar emociones y pensamientos y plasmarlos en el papel y ninguno de esos intentos ha sido efectivo, voy a asumir mi entropía emocional y a hablar desde el más puro desorden. Sin pretensiones. Ni siquiera la de tener sentido. Bueno, mentira. Pretendo terminar leyendo lo que siento. Terminar escribiendo lo que no quiero sé decir. Lo que no quiero pensar. Lo que no quiero sentir.

Me dijo que nunca había querido a nadie. Y yo no tenía por qué ser una excepción.

También me dijo que le gustaba pasear conmigo. A mí no se me ocurre que pudiera haberme dicho nada más grande. Que camas y sexo se tiene con mucha gente, pero el compartir "algo más" no. Creo que eso es lo que ha perdido. Que ya soy sólo conversaciones, risas y sexo. Escuece. Yo soy capaz de quitarme la ansiedad a sacudidas contra la pared,  pero no puedo mirar a nadie como la he mirado. Sonrío, claro. Pero no es esa sonrisa. La suya.

Y no quiero hablar del tema. Porque no quiero escuchar lo que he escuchado. Imagínate tú que algo fuera verdad, por muy poquito que fuera. Qué daño.
Que yo no he significado para ella lo que ella para mí (ni tiene por qué, pero de ahí a que haya sido un pasatiempos...)

Otras veces pienso que no tiene por qué haber perdido nada, que simplemente no es el momento. He hablado de mi sonrisa y de cómo la miraba. Pero cómo me sonreía y cómo me miraba. Aunque creo que esto lo pienso sólo para que me duela menos. ¿Te imaginas que la viera y yo sonriendo hasta con los ojos y ella sonriéndome como a una amiga a la que aprecia? Qué palo.

A fin de cuentas, ahora mismo me he quedado sin paseos, sin ver películas enganchada a su pierna, sin sus buenas noches y sin sus conversaciones. Vamos, que la he perdido. Qué putada.

Y qué incertidumbre, ¿no? El sentir que estoy de más. Que no le apetece hablar conmigo. Que hago el ridículo. Que no me doy a valer. Pero coño, es que es verdad. Es que puede contar conmigo si lo necesita. ¿Eso es no tener dignidad? No sé. Yo creo que es no tener dignidad si la otra persona abusa del hecho de poder contar contigo. Y no es el caso. No quiere hacerme daño, y lo sé.

Y bueno. Yo voy a estar bien. Esto es ahora que he explotado. Y espero que ella ya lo esté.