sábado, 30 de diciembre de 2017

Atípica.

- Necesito salir de mí.
- ¿Acaso estás encerrado?
- Desde que recuerdo. Y no me vengas con cuentos, tú también estás encerrada aquí.
- ¿Qué estás diciendo?
- Lo que pienso. Que somos presos. Es como estar encadenado en el fondo de una piscina, sacando la cabeza las veces justas para vivir pero siempre volviendo abajo, incapaces de salir.
- Creí que alzamos el vuelo.
- Yo también lo creí. ¿Te reconoces en el espejo?
- No. ¿Tú sí?
- Yo soy una persona que no existe (cómo no voy a estar triste).
-¿Y por qué yo te veo? Yo te quiero.
- Yo también te quiero a ti. ¿Eres feliz?
- Como todo el mundo. A veces más, a veces menos. Mira todo lo que tenemos.
- Lo sé, y lo aprecio. Solo siento que no encajo aquí.
- ¿Dónde?
- En el mundo que conocemos. Puedes ser como quieras, pero solo si quieres ser así, así o así.
- Te equivocas...el mundo es más complejo y lo sabes. Hay un millón de realidades conectadas entre sí, estás diciendo barbaridades.
- Ah, ¿es tan sencillo? Tú qué sabes...tú no eres capaz ni de salir a la calle y vivir según tus ideales. No eres capaz de disfrutar de un evento, de estar con más gente sin que te suden las manos. ¿Qué te da tanto miedo? ¿Acaso has hecho algo malo?
- Estás siendo injusto y me estás haciendo daño.
- Pues dime qué está pasando, yo hace tiempo que no lo entiendo.
- Tengo una vida preciosa y la estás jodiendo.
- ¿Yo? ¿O tu empeño en seguir sufriendo?¿Por qué no bailas? ¿Por qué te callas? ¿Por qué te escondes? Contéstame. ¿De qué tienes miedo?
- Yo no merezco esto, ni tú tampoco. Todo el mundo tiene miedos, no significa que estemos rotos. No me eches la culpa, a mí también me gusta muy poco esta situación que ni tú ni yo hemos elegido. No añadas más castigos autodestruyéndonos.
- ¿No lo venimos haciendo desde que hemos nacido?
- No. Te equivocas de nuevo. Somos personas diversas y es mucho lo que hemos aprendido, lo que hemos crecido y lo fuertes que nos hemos hecho.
- Perdona si me río.
- ¿Cómo eres tan frío?
- Prefiero ser frío que ciego.
-Ambas cosas estás siendo.
- ¿Sabrías decirme quién eres?
- ¿Lo sabe alguien en el mundo entero?
- Gilipolleces. Sabes a qué me refiero.
Estás en muchos sitios, pero de nada formas parte. Porque te empeñas en aislarte. ¿Qué ganas con esconderte? ¿Sabes que solo tú puedes salvarte?
- Me acusas de nuevo...como si yo quisiera que esto me pase.
- Quizá no hay remedio.
- Quizá se hizo tarde.
- Yo te quiero. Tienes que cuidarte.
- Puedo hacerlo.
- Tienes en quién apoyarte.
- Es maravillosa.
- Sí, es un ángel.
- No quiero hacerle más daño.
- A veces es inevitable. Ella se ha quedado. Tú eres distinta y ella lo sabe.
- No va a darme de lado.
- No, pase lo que pase. No podría ser más afortunado.
- Estoy muy confusa...sigo sin saber explicarlo.
- No te presiones, es complicado. Vete. Disfruta. Respira.
- Ella es mi familia.
- Y seréis muy felices. Estáis muy unidas.
- Sí. Queda mucha partida, y a mí se me dan bien los juegos.
- No te des por vencida. Ambos sabemos que puedes hacerlo.

viernes, 29 de diciembre de 2017

Parte de lo mismo.

Una caja de cartón que tal vez fue un castillo en manos de une niñe y hoy, para una persona, es casa y hogar.

Cuando ya solo puedes perderte a ti misme porque nada más te queda, ¿qué importan todos estos temas que a diario nos enredan? En realidad importan bastante, pues tienen sus consecuencias, pero no como antes. Importan de otra manera.
La superposición de millones de perspectivas resulta una realidad compleja en la que todo vale y nada cuenta (en sí mismo). Nuestro punto de vista es minúsculo en un abismo de visiones llenas de carencias y también de buenas razones. Somos todes parte de lo mismo.

No olvidemos que el espejismo forma parte del juego. Que nacer no es ningún inicio y, desde luego, nada termina con la muerte.
No olvidemos ser conscientes de la suerte. No nos olvidemos de ser fuertes también por los que están exhaustos. No olvidemos rehumanizarnos. No olvidemos querernos. No olvidemos cuidarnos.

jueves, 28 de diciembre de 2017

Por supuesto...

-¿Qué es todo esto?
- ¿Eh? Ah...una antigua ciudad de humanos, por supuesto...
- ¿De verdad existieron?
- Ah...la eterna pregunta, por supuesto.
- Si tú lo dices...aunque yo no termino de creérmelo.
-Tu duda es símbolo de inteligencia, pero me temo que existieron. Hay pruebas, por supuesto.
-¿Cómo sabes que no fue un sueño?
- Si aquello lo fue, también lo es esto.
-¿Desaparecieron?
- Nada desaparece, todo existe en movimiento. Aunque ya son algo completamente distinto. Tan distinto que en cierto modo ya no existen. Es una manera de hablar, por supuesto.
-¿Qué pasó? ¿Cómo llegaron a desaparecer los seres superiores del planeta?
-Ah, la importancia del lenguaje...Confundieron evolución y desarrollo. Valor con poder. Poder con tener. Tener con ser. Ah...cuánto daño les hizo el dinero. Todo empezó con el dinero y la supremacía, por supuesto... Eres joven y aún te queda mucho por aprender. Los seres humanos nunca fueron los seres superiores de ningún sitio.
- ¿Ellos tampoco eran más importantes que una mariquita?
- No, pero se lo creyeron, por supuesto...
- ¿Por eso la supremacía?
- No solo por eso. Valía más ser humano que mariquita. Hombre que mujer. Caucásico que cualquier raza. Todo esto supeditado al dinero, por supuesto...
Cuando quisieron mirarse al espejo ni ellos mismos se reconocieron. Los seres humanos se habían convertido en engendros. Ah...mataron a dios antes de hacerse superhumanos. Ellos decían superhombres. Solo con este nombre ya podía intuirse que se estaban equivocando, por supuesto...
-¿Qué quieres decir con que mataron a Dios? ¿No es Dios eterno?
- Este es un tema complejo, pero lo terminarás entendiendo.
Durante mucho tiempo utilizaron la divinidad como instrumento de opresión y control. Se tenía el concepto de un Dios Padre -aún existía el patriarcado- todopoderoso, comprensivo, todo amor y gloria pero cuyos castigos se debían temer. Se mataba en nombre de Dios. Se vivía según este concepto antropomorfo (y, evidentemente, masculino) de la divinidad y se construían iglesias, catedrales, se hacían ceremonias con música e inciensos y penitencias.
Se creía en el cielo: ese lugar lleno de luz, ángeles y exento de dolor, injusticias y padecimientos al que accedían aquellos que habían vivido según el Dogma.
Y en el infierno: un lugar de tormento eterno con llamas ardientes, pero aún oscuro y frío, para los pecadores.
Esta realidad fue cambiando y a la par que la Iglesia como institución iba perdiendo poder, en un momento dado Dios dejó de ser fuente del código moral. La muerte de dios era deseable y necesaria para alcanzar una sociedad más justa, sana y libre.
El problema fue establecer un código moral capitalista, basado en la acumulación de poder y riqueza e individualismo que solo podia dar lugar al eventual colapso de la sociedad y de la propia humanidad.
- ¿Y así aparecimos nosotres?
- Bueno...esto es el resumen de miles de años, por supuesto...