martes, 7 de agosto de 2012

El conflicto entre mis duendes Conscio y Subsconcio.

Antes de que pueda llegar a pensar, sentir o hacer cualquier cosa, hay dos duendes que deben darle el visto bueno.

Sus nombres son Conscio y Subsconscio, y hasta ahora siempre habían estado de acuerdo, al menos lo suficiente como para darle el visto bueno a mis pensamientos, sentimientos o acciones.

Pero de un tiempo a esta parte, mis duendes tienen opiniones tan distintas que no dejan de batallar el uno con el otro. Conscio dice que absolutamente todo es efímero, que hay que disfrutar el momento ya que cada uno es único e irrepetible. Asegura que pensar en el ayer es estúpido, porque el ayer no va a cambiar, y que el futuro está por llegar, por lo que sólo puede quedarse con el presente. Se empezó a juntar con otros dos duendes, Lógico y Razón, y poco a poco fue pensando cada vez con más fuerza que aferrarse a las cosas es inútil, que aquí uno en cierta forma siempre está solo, que no puede depender de nada ni de nadie.

Subsconcio es un loco del amor. Un loco un poco deprimido. No es que viva en el pasado, pero el ve vacíos donde Conscio ve piedras que rodear. E intenta llenarlos una y otra vez. Le encantan las sonrisas, las miradas, la Luna y los abrazos. Subsconcio echa mucho de menos a un ángel, y por eso a veces no para de llorar, de intentar hablarle, de llenar mi cabeza con su imagen para verle cerca. Y cuando lo consigue en sueños, cómo quiero a Subsconcio y a la vez le maldigo porque él sabe perfectamente que me tengo que despertar. Y qué putada, ¿no?

Ay mis duendes. Uno tan luchador, con tanta fuerza. Conscio una vez se preguntó dónde estaría la felicidad, cansado de ver a Subsconcio tan abatido. Y concluyó que poder ver era algo que le hacía muy feliz. Y poder caminar, saltar, cantar. Qué cosas más tontas, pensó al principio. Pero fue inteligente poniendo "el listón tan bajo", porque si esas cosas que normalmente no llaman la atención porque siempre han estado ahí, le hacían tan feliz, ¿cuán feliz iba a ser con un simple abrazo? Concluyó que si la felicidad empieza bajo, puede llegar muy alto. Pues cuanto más alto empiece tu listón, menos campo puede abarcar. Conscio es un duende que me cae bien.

Y Subsconcio...pobrecillo. Él ha sufrido mucho, no es que sea un suicida. Él siempre ha seguido al otro, más valiente, o fuerte. Siempre ha seguido adelante, convencido de que Conscio tenía razón. Pero nunca lo he visto así. Está loco por patalear, por gritar, por rendirse. Está cansado de correr y de tener tantas heridas. Y es que la última vez se hizo una herida tan grande que ninguno de mis otros duendes comprende cómo puede seguir en pie. Le da igual si todo es efímero. Sólo quiere que le abracen mientras termina de llorar. Sólo quiere terminar de curarse en paz, pero Conscio no le deja, le obliga a luchar cada día.

Y yo estoy esperando a que terminen de pelearse para poder sentir, pensar o hacer algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario