lunes, 31 de octubre de 2011

Entrada piloto.

Hace mucho tiempo que me vengo diciendo a mí misma que debería volver a escribir.
Me he dado cuenta de que últimamente sólo veo nubes difusas de ideas en mi cabeza, pienso mil cosas a la vez y no soy capaz de concretar ninguna.

Curiosamente, esto es algo que me ha pasado cada vez que, por un motivo o por otro, he tenido menos tiempo de escribir. Al principio, la poesía y la expresión escrita en sí eran prácticamente mi única vía de expresión; y yo en ese momento no me daba cuenta de que el arte es para mí mucho más que una herramienta expresiva. Me he dado cuenta de que lo necesito para estabilizarme mentalmente.

Así que esta es, en principio, la finalidad de este blog: crear un lugar donde todo se ponga en su sitio.

No voy a tener ningún tema específico, supongo que acabaré hablando de todos los aspectos que componen mi vida.

Cuando era adolescente y me imaginaba cómo serían las cosas en la universidad, mentiría si dijera que esa visión se corresponde con la realidad, pero lo cierto es que me encanta que todo haya ido tal como ha ido.

Si algo tenía claro es que la ciencia formaba parte de mí, y ahora que por fin estoy profundizando mi conocimiento sobre ella, no podría sentirme más realizada. No voy a negar que es una pasión que exige mucho, pero al menos para mí merece la pena.

Es un poco escalofriante pensar en dónde va a acabar esto. No hablo de mí, sino del mundo. La biotecnología es de los campos que más han avanzado últimamente, el estudio de la nanotecnología o de la ingeniería genética ha revolucionado la medicina, pero, ¿hasta dónde vamos a llegar? ¿dónde está la línea que separa el intentar aportar beneficios para la sociedad, el alcanzar un conocimiento acerca de cómo funciona el universo; y jugar a ser Dios?

Yo acabo de entrar en la carrera y ya estoy deseando tener conocimientos suficientes como para poder participar en investigaciones de la universidad, y conforme más me acerco, me siento más fascinada y asustada al mismo tiempo.

Me hace gracia recordar el pensamiento de no querer cambiar mi forma de ver el mundo cuando entrase en la universidad, y lo inevitable que es que tal cosa suceda. Claro que se ven las cosas distintas. Es imposible que una persona que tenga la ocasión de ver desde una célula al microscopio hasta un agujero negro en el espacio siga viendo una planta como una simple planta o incluso a sí mismo como un simple animal.

Todo está demasiado bien construido como para ser producto de la casualidad.

Y para terminar esta entrada, escribiré una de las reflexiones que más me frecuentan: habiendo actividad tan sincronizada dentro de una célula (una célula viva) tan pequeña que hemos necesitado miles de años para observar, y habiendo actividad tan sincronizada en cualquier lugar del espacio, tan grande que posiblemente se escape a nuestra capacidad cognitiva, ¿quién nos dice que nosotros los humanos, que bajo mi punto de vista en general nos consideramos el centro del universo, no somos a otra cosa lo que una diminuta célula es a nosotros?

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